martes, 25 de octubre de 2011

Con una pala y un sombrero

A veces uno echa tanto de menos a las personas que cuando pasa el tiempo las sigues echando de menos y el dolor te queda ahí en tu corazón pero se va alejando de tu mente. Hace algunos años se fue mi abuelo, mi tata, y no recordaba lo mucho que lo echaba de menos hasta que hoy me atreví a escuchar aquella canción que paso al escuchar sus acordes en el comienzo, "Con una pala y un sombrero" de Gervasio, no aguanté más que la primera estrofa y tuve que pasar a la siguiente canción, "y ojalá que en el momento del adiós me recuerdes como te recuerdo yo.... " cuanto lo echo de menos, hace tiempo que no siento ese cariño infinito y puro que le tenía a él. Él que me dejaba sentarme sobre sus piernas y lo podía abrazar y besar hasta que se me pasara el rato. En estos momentos de mi vida me hace demasiada falta su compañía, o el solo saber de que está sentado sobre su sillón favorito o saliendo a dar a comer a sus palomas.
Aún recuerdo cuando encontré esa piedra por el camino, la fotografié, no quise sacarla de ahí pues podía ser el mensaje esperanzador para otra persona. Mi tata me decía de que estaba conmigo. Para mí esa piedra significa su duradero amor a su regalona.
Como escribí ayer, Constable dice que cada día, cada hora, es diferente, nada es igual a otra cosa. Nadie se puede comparar con aquel dulce hombre que fue para mí mi abuelo.
Nunca me gustó mucho esa canción, la encontraba algo monótona y cliché, a todos les gustaba, pero desde el funeral de mi abuelo no cambió mi gusto hacia esa canción más bien cambiaron los recuerdos que me traen esa canción, el descenso a la tierra.
Espero algún día terminar de escuchar esa canción. y traer a ella recuerdos de su compañía y de su sonrisa.

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