martes, 2 de abril de 2019

Después de haber tenido un día horrible, donde todo lo que podría haber salido bien, habías planificado y habías resuelto de buena manera se vaya a la soberana paila te queda una sensación en el cuerpo como de desapego, de no reconocerte en  tu piel, de salirse de sí de manera pasiva y no controlada.
Hoy es una nueva mañana, me levanto inconciente de lo que puede suceder, algo perdida entre los quehaceres, camino en una calle conocida y una armónica rompe mi 7:17 am. Un anciano toca el instrumento de manera despreocupada mientras camina con un bastón recordandome de que a pesar de que estoy sola no lo estoy.